“Hijos míos, mi Corazón materno desea vuestra sincera
conversión y fe firme para que podáis transmitir el amor y la paz a todos
aquellos que os rodean. Pero, hijos míos, no lo olvidéis: cada uno de vosotros
es un mundo único ante el Padre Celestial; por eso, permitid que la obra
incesante del Espíritu Santo actúe en vosotros. Sed, hijos míos,
espiritualmente puros. En la espiritualidad está la belleza: todo lo que es
espiritual está vivo y es muy hermoso. No olvidéis que en la Eucaristía, que es
el corazón de la fe, mi Hijo está siempre con vosotros, viene a vosotros y
parte el pan con vosotros porque, hijos míos, Él ha muerto por vosotros, ha
resucitado y viene nuevamente. Estas palabras mías vosotros las conocéis porque
son la verdad y la verdad no cambia; solo que muchos hijos míos la han
olvidado. Hijos míos, mis palabras no son ni antiguas ni nuevas, son eternas.
Por eso os invito, hijos míos, a mirar bien los signos de los tiempos, a
recoger las cruces despedazadas y a ser apóstoles de la Revelación. ¡Os doy las
gracias!”
Fuente: virgendemedjugorje.org
No hay comentarios:
Publicar un comentario